miércoles, 26 de marzo de 2014

Miradas

Cinco pétalos que te guiñan de forma rala,
cinco miradas fugaces sopladas van por la superficie,
cinco miradas que mirarán otros ojos.

El sol con su orgullo no mira,
es y se siente mirado,
se aferra al tallo,
las miadas se deshacen.

El sol está en el centro,
tiene una posición dominante,
se forma el polen,
los pétalos son un reclamo.

El campo se deshace,
se pliega sobre si mismo,
el color explota, otra vez es primavera.

Flor de la jara pringosa. Cistus Ladanifer

Nos movemos


El afán de conocer es un principio innato al género humano, ya sea por supervivencia o por el simple hecho de saber, del placer de saber, todos tendemos a conocer movidos por un interés interno que nos precipita hacia la curiosidad, conocer lo que le ocurre a nuestro vecino, conocer el sofisticado orden de las hormigas, el crecimiento vegetal y los ciclos estacionales, la historia de las civilizaciones, la evolución del lenguaje……, conocimiento científico o coloquial, sea como fuere, es la necesidad de gobernar nuestro lugar en el mundo lo que nos mueve a protegernos a partir del conocimiento.

Cultivar lo salvaje es una aspiración eterna que el género humano siempre ha buscado y busca, lo incontrolable, lo desconocido, las conductas imprevistas, el desarrollo natural… surgen en cualquier situación, cualquier lugar y ahí estamos nosotros para imponer nuestro orden según unos patrones preestablecidos, incluso nos atrevemos a explicar lo inexplicable a partir de versiones de la realidad aun a expensas de equivocarnos sin pensar que entre la opciones está la de no dar respuesta. 

Lo desconocido y cercano, lo conocido y lejano, lo conocido y cercano…, aproximarnos a nuestro entorno debería de ser una aspiración de todos, tener la inquietud por hacer y hacernos preguntas para buscar respuestas.

Jugar con las palabras, aplicar los fonemas a otros significados, a otros proyectos buscando una estética particular, esto es galabardera. Galabardera, rosa canina, escaramujo, rosal silvestre…., son los múltiples nombre que recibe esta especie vegetal, esta planta, que adoptamos como madrina de nuestro proyecto,  una mirada particular a nuestro entorno inmediato para proyectarlo al mundo exterior.



Escaramujo fruto de la galabardera


El amanecer

El amanecer desde algún lugar del otoño

Espero con notable inquietud que acabe la noche para poder ver el amanecer, no se porque, pero mis mejores recuerdos están ligado a ese momento.

jueves, 6 de febrero de 2014

El origen

“Nadie se daba cuenta que, al ahorrar tiempo, en realidad ahorraba otra cosa. Nadie quería darse cuenta de que su vida se volvía cada vez más pobre, más monótona y más fría. Los que los sentían con claridad eran los niños, pues para ellos nadie tenía tiempo. Pero el tiempo es vida, y la vida reside en el corazón. Y cuanto más ahorraba de esto la gente, menos tenía.” (Michel Ende, en Momo)

Últimamente hay algo que va y viene a mi cabeza con demasiada frecuencia, y es el modo de vida que llevamos desde hace demasiado tiempo. No puedo evitar acordarme del Señor Fusi, que en Momo, es engañado por los hombres grises, gestores del Banco del Tiempo. Hombres grises cuyo objetivo es convencer a la gente para ahorrar tiempo, un tiempo que jamás recuperan.

De un tiempo a esta parte tengo la sensación de no tener tiempo para nada, ni para lo verdaderamente importante, ya que siempre hay algo urgente que hacer.
En esta locura de tiempo en el que vivimos, de prisas, urgencias, impaciencias, carreras...no queda tiempo para pensar, para reflexionar, para saber a dónde nos dirigimos ...., ni para disfrutar de los momentos vividos. 

Nos hemos subido a un tren demasiado rápido y caro. Hemos cambiado el trabajar para vivir por el vivir para trabajar, nos hemos olvidado de lo que realmente importa, dejamos de disfrutar con lo que hacemos, lo queremos todo cuanto antes mejor. Ya no se disfruta de una buena comida, de la charla con los amigos, de la crianza y educación de los hijos. Hemos olvidando disfrutar de nuestra vida, y un poco como en Momo, hemos dejado que los hombres grises nos engañen.
Cambiamos tiempo por dinero, dinero que gastamos en cosas que a veces no necesitamos o cosas que no tenemos tiempo de disfrutar. Se nos ha olvidado ese dicho popular que dice “No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita”.

Y es aquí, en este escenario en el que nace Galabardera. Laboratorio de Ideas, con la necesidad de poner freno a esta vorágine del día a día que me pide tiempo para la reflexión, la creatividad, para disfrutar de los olores y sabores de lo que me rodea, para disfrutar del silencio,...., para seguir mi senda y encontrarme.

¿Quiénes somos?

No sabría decir ni cuándo,  ni cómo empezó todo, pero la realidad, es que desde que tengo recuerdos, siempre me han atraído la pintura, el dibujo, el diseño, la decoración… , pese a ello, me  formé como  Ingeniero Técnico Forestal, a lo que me he dedicado profesionalmente.

Con el paso de los años, en lugar de desaparecer, esta necesidad de inventar ha ido tomando protagonismo y se ha convertido en una actividad sin la que no puedo pasar. Siento la necesidad de hacer más y más,  investigar nuevos materiales, nuevas técnicas, dibujar, fotografiar… Este pasatiempo ha  dejado de querer serlo y reclama, cada vez mayor protagonismo en mi vida, queriendo convertirse en algo más que un entretenimiento. Galabardera nace de la necesidad de aplicar estas tendencias personales al mundo de la creación artística y dentro de éste, al diseño independiente de ropa y complementos.

La calidad de nuestros productos es la forma a partir de la cual queremos transmitiros todo el amor, el mimo y el entusiasmo puesto en Galabardera, porque creemos que las cosas han de ser igual de bonitas por dentro que por fuera. Junto con nuestros productos, queremos haceros partícipes de una forma de vida, de la sintonía con el entorno en el que vivimos y con nuestra situación actual caracterizada por el transito y con las fuentes y las motivaciones que nos inspiran.
Galabardera no es  fruto de un plan preestablecido, simplemente, las circunstancias laborales y personales nos dieron la oportunidad de iniciar un camino que nos gusta y nos apasiona.


Detrás de Galabardera, no estoy yo sola, hay también personas que me  apoyan, que creen en mis ideas y sin quienes sería imposible dar forma y materializar este proyecto.